martes, 17 de noviembre de 2009

La otra juventud

Una de mis hermanas tiene adoptado un chico paralítico cerebral. Ya es todo un hombre y se desenvuelve muy bien, dentro de sus limitaciones. Hoy, haciendo limpieza de papeles, me he tropezado con un artículo que escribió ella hace ya algunos años y que me impresionó. Creo que vale la pena escribirlo aquí:

LA OTRA JUVENTUD

¡Si yo supiera escribir...!

¡Si yo supiera plasmar en una cuartilla lo que el corazón siente...! Como en la prensa, hablaría de la juventud; pero no de la de las litronas, la "ruta del bacalao", la violencia o el racismo; no, yo no hablaría de ellos, tampoco de los del porro o el "pico", a ellos ya les conceden demasiados espacios. Yo hablaría de "la otra juventud". Esa de la que casi nadie habla, a la que muy pocos conocen...

Son chicos y chicas corrientes, de esos que nos cruzamos todos los días por la calle. Jóvenes alegres, que estudian y se divierten, pero que un día descubrieron algo. Descubrieron que hay otra forma de vivir, que hay otros muchachos como ellos pero que necesitan su ayuda y con generosidad les ofrecieron su amistad, su tiempo, su alegría y simpatía, su talento.

Acabo de leer un libro en el que un muchacho minusválido se decía: "¿Quién se va a interesar por alguien que no puede andar?". Hace poco más de un año, pensando en mi hijo, hubiera estado de acuerdo. Hoy no. Hoy sé que hay quien se interesa por los que pueden menos, por los que no pueden andar.

Hay una juventud que ha encontrado un norte en su vida, un porqué, un sentido. Han descubierto nuevos horizontes y con entusiasmo han emprendido la "ruta de la esperanza"

A su lado y de su mano, chicos y chicas, minusválidos, sí, pero con capacidad y ansias de ser felices y de superación, han visto "amanecer".

Hace sólo unos días, alguien que veía a estos voluntarios y voluntarias que se disponían a hacer pasar unas horas divertidas a nuestros hijos, decía: "No lo comprendo, no puedo comprender cómo pudiendo tener un día de descanso, pudiendo estar en la playa, hacen esto. Parece mentira que existan hoy jóvenes así".

Pues sí, existen, aunque los medios de comunicación lo silencien para, a cambio, mostrarnos siempre la cara negativa de nuestra juventud.

Deseo que estas torpes líneas sean un homenaje, un himno de agradecimiento para ese grupo de voluntarios, voluntarias, ("Amencer" y "Cruz Roja") y objetores de conciencia que día a día trabajan para que nuestros hijos sean más felices.

¡Gracias! ¡Gracias, a todos, de corazón!

Y no puedo dejar de expresar asimismo mi más hondo agradecimiento a quien ha sabido encontrar en esos jóvenes tanto bueno como hay en ellos.